"La Regenta" es la primera novela de Leopoldo Alas, llamado "Clarín", publicada en Barcelona, en dos tomos, en 1884 y 1885. La acción de la obra se desarrolla en Vetusta, pseudónimo de Oviedo, y cuenta la historia de Ana Ozores, la mujer del regente de la ciudad.
Petra es la criada de la Regenta. Ella cuenta con veinticinco años, su piel es blanca y su pelo es rubio y rizado. Su belleza excita deseos pero no simpatías. Ha servido en muchas casas principales. Es solícita, discreta y finge humildad. Es una mujer envidiosa y desconfía de todos. No soporta a la Regenta, y será ella, en colaboración con Fermín de Pas, la causa de la tragedia final: los dos ponen el adulterio de Ana ante los ojos del marido Victor Quintanar. Por la vida de Petra pasaron los tres hombres de la vida de la Regenta: el amante libertino, el inocente marido y el clérigo Don Fermín y a todos los tres los tenía en sus uñas. Todo lo tenía bien calculado: se vengó de ellos pero antes buscó su provecho. Petra traiciona a Ana no sólo por cuestiones económicas, sino por el placer de dañar a Victor, Ana y Álvaro. Sorprende esta salida tan drástica en un personaje que, aunque sí en un principio se dibuja con malos sentimientos, se le da voz propia en la segunda parte de la obra.
Comparación entre Ana y Petra
Petra y Ana son las dos mujeres de La Regenta. Las ambas son jóvenes pero no son iguales. Las separa la clase social y la diversa atención concedida por el autor a cada una. Desde la primera vez que aparecen a Ana y a Petra en el texto se destacan aspectos distintos de sus personas; en el caso de Petra, su cuerpo. Tanto así que Víctor Quintanar, cuando en cierta ocasión acude a aliviar las penas de Ana en una de sus recaídas depresivas se encuentra con Petra, y repara en ciertas desnudeces y en la blancura de la piel de la moza. Es el comienzo de un subtema de la obra: el carácter del deseo sexual de Víctor relacionado con un pequeño tris que tiene con la criada. Por el contrario, Ana aparece en la obra revestida con una mayor dignidad, como una penitente y se la presenta siempre encerrada en sus pensamientos. Tambien su dormitorio, donde hay una sensual piel de tigre, es una habitación donde «no hay sexo». Entonces Petra representa un tipo de fuerte atractivo sexual y Ana encaja mejor en el prototipo de la heroína romántica, preponderantemente espiritual.
Petra conoce los favores sexuales de tres hombres: Alvaro, el Magistral y Victor.
Este aspecto sexual iguala las dos mujeres: las dos tienen relaciones con los mismos hombres: Víctor y Álvaro y ambas las dos cometen adulterio. Pero la manera de ser adúlteras parece distinta, pues en el caso de la doncella el interés acompaña al sexo. Petra se acuesta con el Magistral para obtener la lucrativa posición de criada en la casa del canónigo. Ana Ozores, en cambio, está construida de diferente manera: ella es una soñadora. Petra utiliza su condición de mujer, mientras que Ana es la víctima de esa condición. La mujer que seduce a los hombres consciente de que lo hace con malas artes y la inocente que cae sin darse cuenta en las redes tendidas por la conveniencia social. Ana se casa con Víctor por imposión social. La joven esposa ofrece una fuerte resistencia a romper su boda y lo hace con la espiritualidad. Pero el espíritu, en última instancia, sucumbe ante las urgencias de la carne. Petra y Ana fueron diseñados por Clarin como los prototipos de la mala y de la buena.
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